domingo, 20 de junio de 2010

La situación del matrimonio en Israel - Pros y contras


Según entendí en este buen artículo de Wikipedia, en Israel no existe el matrimonio civil. El estado no otorga licencias de matrimonio a NADIE. A primera vista esto se parece a la situación ideal que defendí hace unos días, namely, que no exista el matrimonio. Sin embargo, el caso israelí resulta un buen ejemplo para ilustrar el punto que un commentarista acertadamente identificó: el problema no es la existencia o no del matrimonio (el matrimonio por si solo no obliga ni limita a nadie). El problema son los mecanismos por los cuales el estado "obliga" (no literalmente) a sus ciudadanos a firmar este contrato al limitar la libertad de quienes no lo hacen.
Veamos. En Israel el estado no otorga licencias de matrimonio. Esta práctica está en manos de las autoridades religiosas, sean judías (lógicamente en la mayoría de los casos), católicas, musulmanas u otras. Si bien esta situación se acerca a nuestro ideal propuesto (una sociedad en la que la institución del matrimonio no existe de forma oficial sino que surge del consentimiento mutuo de las partes y su reglamentación queda en manos de autoridades libres e independientes o de los conyuges mismos), aun tiene algunas fallas que debe corregir.
Mientras que distintas formas de matrimonio no civil autorizan a las partes a disponer de su herencia o gozar de beneficios de pensiones que reciben quienes sí están casados, deja algunos otros aspectos de lado como temas impositivos o relacionados con el reclutamiento militar (que en Israel es obligatorio...tema para otro post).
Entonces: La situación Israelí es tan buena como nuestra first best por un lado pero tan mala como el status quo argentino por el otro. Es buena porque el estado no monopoliza los contratos de matrimonio. Las personas son libres de recurrir a la entidad religiosa que los satisfaga o incluso contraer un "common-law marriage" (matrimonio informal). Al mismo tiempo, es mala porque si bien el estado no ha monopolizado el otorgamiento de licencias, ha creado un cuasi-monopolio de iure en el momento en que reconoce más derechos a las personas casadas a través de una entidad religiosa que las que no. Lo que es más, no son solo los ateos los que están privados de los derechos del matrimonio religioso. Incluso los propios judíos que no adhieran a las corrientes más ortodoxas de su religión se ven a veces perjudicados ya que es ésta la que ha sido bendecida por el estado al recibir el monopolio de otorgamiento de licencias de matrimonio dentro de la comunidad judía.
Israel es un país muy particular. Un ejemplo de respeto de la libertad individual en muchos casos. Un ejemplo de etnocracia que de forma sesgada viola libertades civiles en otro. El caso del matrimonio refleja, con sus pros y sus contras, esta dualidad del estado israelí.
Israel goza de una gran ventaja al no contar con el matrimonio civil. La solución liberal no es implementar este matrimonio para todos sus ciudadanos, como algunos sugieren, sino preservar la ausencia de matrimonio civil pero eliminando también los beneficios otorgados a autoridades religiosas e igualando los derechos de quienes recurren al matrimonio informal.

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