martes, 14 de septiembre de 2010

Beara. De incentivos, culpas y responsabilidades.

Al trágico derrumbe del gimnasio de Villa Urquiza de hace un mes se suma ahora la muerte de dos pobres chicas en Beara este fin de semana. Para evitar que estas desgracias sigan sucediendo, es hora de descubrir lo que se encuentra oculto bajo los escombros.
Aparentemente Beara estaba autorizado a recibir 500 personas en el local. El problema surge cuando 400 de esas 500 personas están saltando en un VIP en el entrepiso. Técnicamente, el local está en regla de acuerdo a la capacidad máxima permitida. ¿Cuál es entonces el problema? El problema son los incentivos.
En el momento en que el Estado autoriza al boliche a funcionar con la sola condición de no superar la capácidad máxima de 500 personas, reduce enormemente los incentivos de los dueños por preocuparse y ocuparse de la seguridad. "Si el estado me dio el OK"-razonan-"entonces evidentemente mi local es seguro y está apto para recibir 500 personas". Es así que los dueños del boliche se desprenden de la responsabilidad que les corresponde simplemente porque el estado es ahora quien la asume. Incluso los mismos consumidores creen poder dejar de preocuparse por la seguridad del lugar donde van a bailar, siempre y cuando el estado lo haya autorizado.
Ahora, si ocuparse de la seguridad de un boliche es difícil ¡cuánto más difícil debe ser garantizar la seguridad de todos los boliches de la ciudad! Esa es exactamente la tarea que el estado ha decidio asumir, relegando en mayor o menor medida a todos los dueños de estos locales bailables.
Porque es el estado, y no los mismos dueños, quien se encarga de la seguridad es que aparecen situaciones ridículamente peligrosas como la de Beara. La capacidad máxima era de 500 personas, y estaba en regla. Pero nada decía la regulación sobre la cantidad de personas que puede estar saltando en el VIP. Y es que como Beara, el estado debe regular miles de boliches que cambian constantemente su infraestructura y su funcionamiento. Unos abren, otros cierran, unos se agrandan, otros se achican, unos organizan recitales. Y en cada mínimo detalle seguimos esperando que el estado, cual Gran Hermano que todo lo ve, esté pendiente y atento de nuestra seguridad. Creo que es hora de cambiar el enfoque.
El Estado debería dejar que los mismos dueños del local sean los encargados y los responsables de la seguridad. Ellos saben mejor que nadie cuáles son las falencias de sus construcciones y qué medidas deben tomar para evitar un desastre. Pero para que ellos tengan incentivos a tomar estas medidas, deben ser ellos los responsables y no el estado.
Si el problema no fue la capacidad máxima sino la distribución de las personas, se me ocurren dos posibles soluciones. La solución "estatista" sería revisar las autorizaciones de los locales. Incluir clausulas que regulen no solo la cantidad de personas en el boliche sino también la cantidad de personas en cada sala o en los entrepisos. El problema es que dada la infinidad de boliches son también infinitas las dificultades y las particularidades a controlar. Algunos tienen entrepisos endebles, pero otros pueden tener techos bajos, materiales incinerables, salidas angostas, cricuitos eléctricos peligrosos, etc, etc, etc. Es imposible que el estado pueda estar atento a cada uno de estos elementos en cada uno de los boliches de la ciudad. O si no es imposible por lo menos es sumamente difícil. Mucho más realista sería plantear que sean los mismos dueños del local los que se encarguen de la seguridad y ellos, conociendo cada rincón de su establecimiento, dispongan las medidas de seguridad necesarias para evitar un accidente que los convierta en responsables.
Determinar los responsables de esta tragedia no es tarea fácil. La seguridad de los boliches estaría mejor garantizada si fueran los dueños los únicos encargados de la misma. Pero actualmente no es así. El estado ha decidio hacerse cargo en parte de esta tarea. Regulando, autorizando y desautorizando ha creído saber mejor que propietarios y consumidores lo que debe ser considerado apto. En esta tarea, ha fallado.
Quien esté a cargo de garantizar la seguridad de un local debería ser quien responda cuando esa seguridad falla. Hoy en día no queda claro hasta qué punto el estado y los propietarios se dividen la responsabilidad de garantizar la seguridad. Tampoco me queda claro entonces cómo deberían dividirse la culpa.

4 comentarios:

  1. Me parece que el problema aca es confundir los conceptos. Que el estado regule determinados aspectos de determinadas actividades que prestan de forma privada los individuos no implica que sea responsable por todo lo que alli sucede.
    Que es una autorización? hay actividades que para que las personas puedan ejercerlas requieren de una autorización. Por medio de ella el estado verifica que se cumplen determinados requisitos y ademas de ello, de forma DISCRECIONAL decide que la persona que intenta desarrollar dicha tarea, se encuentra apta para poder ejercerla. (este elemento discrecional es lo que diferencia la AUTORIZACION de la COMPROBACION. En esta ultima el estado solo se fija si se cumplen determinados requisitos, que si se cumplen, la otorga sin mas, en cambio en la primera, ademas de aquellos requisitos, el estado puede hacer mas valoraciones)
    En la autorización, las personas tienen el derecho previo de prestar esa tarea, solo que el estado al autorizarlo borra los obstáculos que habia introducido. Ahora, por que se ponen estas barreras? por diferentes motivos, puede ser por cuestiones de seguridad, por temas de coordinar el ejercicio armónico de los derecho de todos, etc.
    Pero eso no quiere decir que el estado asume una posición de garante de todo lo que pase allí.
    O acaso si hay un accidente en la calle por que una persona cruzo un semáforo en rojo nosotros responsabilizamos al estado? no, es responsabilidad del particular. Y para poder manejar hubo por parte del estado una COMPROBACION y en virtud de ella se otorgo la licencia. Y no por ello el estado es responsable.
    Lo que considero es que la responsabilidad del estado y de los particulares no son excluyentes. El estado puede fijar los mínimos pero eso no quiere decir que se ocupe de todo. El particular por su parte debe cumplir con dichos mínimos y luego ademas debe verificar que se cumplan las demás condiciones de seguridad, pero jamas puede ser excusa para no ser responsable el hecho de la confusión de tareas. En todo caso, la culpa podría ser concurrente.
    En cuanto a cual es la responsabilidad del estado, existe numerosa jurisprudencia que fija parámetros para determinar la responsabilidad estatal en ejercicio del poder de policía.

    ResponderEliminar
  2. Me parece, y digo esto desde la absoluta ignorancia, que si se deja a discreción de los dueños de boliches la seguridad del mismo, y por ende la responsabilidad de todo lo que sucede en los mismos, esta se vería fuertemente disminuida.
    El empresario, como agente racional, trata de maximizar su beneficio y minimizar sus costos. Si consideramos el riesgo de que una tragedia pase (el cual es mínimo) y el costo de que efectivamente suceda (tanto el factor económico como el legal) es lógico asumir que, a menos que haya una aversión generalizada al riesgo, la opción mas rentable sigue siendo dejar entrar a tanta gente como sea posible y asumir el riesgo de que suceda una tragedia (mas aun considerando el sistema de justicia argentino).
    Es cierto, uno podría argumentar que los consumidores de boliches no se expondrían a este riesgo y optarían por un establecimiento mas seguro, pero dado que los empresarios optaron por dejar ingresar a tanta gente como sea posible, esta opción es inexistente.
    Incluso si existiese un empresario oportunista que viera esta situación y brindara un boliche seguro, su condición de tal limita la cantidad de gente que podrá gozar de este servicio (ademas de que no contara con el atractivo masivo que tendrán otros boliches)
    La única opción para los consumidores es entonces un boicot generalizado a los boliches pero dada la amplitud de mercado (cantidad de jóvenes) y la presión grupal por ir a estos establecimientos, esto seria casi irrealizable.
    Estoy totalmente de acuerdo con que el Estado no tiene los métodos de control ni el conocimiento adecuado para garantizar la seguridad en los boliches y afines pero si se deja discreción de los dueños de los mismos de seguro no se vería garantizada

    ResponderEliminar
  3. Me parece que estas llevando el argumento liberal demasiado lejos. Le pones demasiada fe a un sistema que esta histórica y empíricamente comprobado que no resuelve todos los males de la vida en sociedad mágicamente, simplemente al no obstaculizar los incentivos que se generan en ella.
    Además, no veo en tu argumento como justificas que los incentivos privados lograrían que se cumplan en cada establecimiento las medidas necesarias de seguridad, más aún cuando es en pos de mayores ganancias económicas que se suelen pasar por alto mayores inversiones en seguridad, y controles sobre la cantidad de gente que concurre a los establecimientos.
    Tampoco veo como es que el Estado al controlar libera completamente de responsabilidad al empresario por lo que suceda en su local. Solo se comprueba que las instalaciones esten en orden y le da un margen de discrecionalidad para operar con buen juicio, un buen juicio que motivado por sus intereses de lograr mayores márgenes de ganancia parecen no coincidir mágicamente con los intereses de la seguridad como parece desprenderse de tu argumento.
    Como vos bien decís, el Estado no puede funcionar como un gran hermano, y controlar todo, porque va a fallar. Eso seguro. La vida en sociedad no es naturalmente armoniosa y surgen una multiplicidad de conflictos que el número limitado de gente dedicado a la burocracia estatal no van a poder resolver. Eso te lo doy por asumido. Lo que no veo como dado, es que el mercado sí va a poder resolverlos casi como por obra de magia. Me parece que así como vos encontrás fácilmente los errores de funcionamiento en el Estado, me parece ingenuo, casi deshonesto, que no le encuentres nunca un error al funcionamiento de los mercados, liberados de toda restricción.

    ResponderEliminar
  4. María Victoria: el mercado no va a solucionarlos por arte de magia, gente irresponsable habrá siempre. El tema es que si el Estado no sirve para estas cosas, porque no al menos dejarlo a nuestra responsabilidad como dueños o como consumidores.

    La vida tiene riesgos, yo trato de minimizarlos como consumidor no yendo a lugares peligrosos. Para el dueño sucede lo mismo, tratará de minimizarlos para no comerse un juicio y quedar en bancarrota ( si el sistema legal funcionara y el Estado no pretendiera tomar la responsabilidad del local como hoy).
    Los incentivos son correctos, pero igual admito a veces me la juego y voy a lugares inseguros o realizo cosas inseguras, es mi vida, mi responsabilidad.

    Nicolas: me gusta el post, pero el dueño tampoco debería ser el único responsable, sino también nosotros los consumidores. Un juicio establecerá si fue un mal uso de las instalaciones por parte de los usuarios o si realmente las mismas eran inseguras. Sino caemos en culpar a Chaban en vez de al de la bengala.

    Saludos!

    ResponderEliminar