Considera la siguiente secuencia de casos, la cual llamaremos “El Cuento del Esclavo”. Imagina en todo momento que el esclavo al cual se refiere, eres tu.
1. Hay un esclavo completamente sometido a la voluntad y los caprichos de su brutal amo. El amo lo golpea regularmente, lo maltrata, lo despierta a la mitad de la noche, etc.
2. El amo es más bondadoso y solo golpea al esclavo cuando este incumple claramente sus tareas (no completa el trabajo encomendado, etc.). El amo le otorga al esclavo cierto tiempo libre.
3. El amo tiene un grupo de esclavos y decide en buenos términos de qué forma las cosas son asignadas entre ellos, tomando en consideración sus necesidades, sus meritos, etc.
4. El amo le otorga a sus esclavos cuatro días libres y requiere que trabajen en su tierra sólo tres días por semana. El resto del tiempo es suyo.
5. El amo le permite a sus esclavos ir a trabajar en la ciudad (o donde ellos deseen) y recibir un salario. Les exige únicamente que le envíen de vuelta tres séptimos de sus salarios. Además, se reserva el poder de llamarlos a la plantación en caso en que una emergencia amenazara la tierra así como también de subir o bajar la cantidad que deben entregar del salario requerido. Al mismo tiempo, el amo retiene el derecho de prohibir a los esclavos ciertas actividades peligrosas que puedan afectar sus ganancias económicas como escalar montañas o fumar.
6. El amo le permite a sus 10.000 esclavos, menos a ti, votar y las decisiones son tomadas en conjunto por todos ellos. Existe una discusión abierta entre ellos y son ellos los que tienen el poder de determinar qué usos se le dará a cualquiera sea el porcentaje de tus (y sus) ganancias que decidan tomar, así como también cuáles serán las actividades legítimamente prohibidas.
Hagamos aquí una pequeña pausa. Si tu amo hiciera un contrato de transferencia de poder que no pudiera revertir, entonces tendrías un cambio de amo. Ahora tienes 10.000 amos en lugar de solo uno o, en otras palabras, tienes un amo con 10.000 cabezas. Es posible que 10.000 sean incluso más amables que el amo bondadoso del caso 2. Aun así, son tus amos. Sin embargo, eso no es todo. Un solo amo amable (como en el caso 2) puede permitir a su/s esclavo/s opinar e intentar persuadirlo de que tome ciertas decisiones. El amo de 10.000 cabezas también puede hacer esto…
7. Si bien sigues sin tener la libertad de votar, tienes la libertad (y se te garantiza el derecho) de entrar en la discusión de los 10.000 e intentar convencerlos de que adopten distintas políticas y que te traten a ti y a ellos de cierta forma. Luego ellos votan y deciden sobre las distintas medidas dentro de su amplio rango de poderes.
8. Como reconocimiento por tus útiles contribuciones, los 10.000 te permiten ahora votar en caso en que estuvieran estancados; ellos se comprometen a este procedimiento. Luego de la discusión, escribes tu voto en una hoja y ellos votan. En la eventualidad que quedasen empatados sobre cierto asunto, 5.000 contra 5.000, miran tu voto y lo cuentan. Esto nunca ha sucedido hasta ahora; nunca han tenido al necesidad de observar tu voto. (Un único amo también podría comprometerse a dejar decidir a su esclavo sobre algo tema sobre el cuál él estuviera absolutamente indiferente)
9. Tu voto es incluido junto al de ellos. Si la votación está empatada, entonces tu voto es el que define. De otro modo, tu voto no cambia el resultado de la elección.
La pregunta es: ¿en qué transición de los casos 1 a 9, este relato dejó de ser “El Cuento del Esclavo”?
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